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Erguida estoy, sin voz y sin sonrisa,
Blanca en la inmensa soledad nocturna,
Con la brasa del verso en la garganta
y en el pecho la sed de la aventura
Las últimas magnolias del verano
Son el claro escabel de mi fatiga
La deshilada llama del crepúsculo
Aún se mantiene viva
En la secreta red de las arterias
Voy al encuentro de las Tres Marias
[...]
Juana de Ibarbourou

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